El día de hoy estuvo centrado en el sonido, el ritmo y la
creatividad basada en la música.
Para comenzar cada uno de nosotros debía llevar algún
instrumento musical, sin importar que los supiéramos utilizar o no. El
instrumento que yo lleve fue una ocarina (la cual es pequeña y se clasifica
dentro de los instrumentos de viento), llegando también otros como guitarra,
flauta, cascabel, palo de agua, violín, maracas, panderos, etc.
Al principio cada uno de nosotros debía dejar su instrumento
al centro de la sala de clases y hacer un círculo alrededor de ellos,
posteriormente debíamos acercarnos y elegir uno, nuevamente sin importar que lo
supiéramos tocar o no. El instrumento que yo elegí fue el cascabel (más que por gusto no tenía
otra opción porque ya habían escogido los más interesantes, en fin…). Después
de familiarizarnos un poco con este nuevo objeto que teníamos, observando su
color, forma y sonido, la profesora comenzó a proyectar colores en la pizarra y
nosotros debíamos interpretar esos colores y traducirlos en sonido. De los
colores que recuerdo estaban el azul, rojo, negro, etc. Después aparecieron
palabras; compartir, rabia, alegría, miedo, entre otras. Luego de esta
actividad, nos reunimos en grupos intentando juntar los instrumentos del mismo
tipo, en mi grupo estaban los cascabeles, panderos, huevos y maracas. Con estos
instrumentos debíamos realizar una melodía que resultara armoniosa y que a la
vez tuviera ritmo, acompañado también de un nombre que representara al grupo y
nuestra nueva creación.
El nombre que nosotros elegimos fue “EL HUEVO MANDA” porque
había un instrumento llamado huevo que era el que iniciaba y finalizaba las
melodías, marcaba el momento en que entraba otro instrumento, cambios en el
ritmo, entre otras acciones. Intentamos realizar lo más agradable de escuchar y
armonioso posible nuestra creación para que nadie sufriera y decidiese
arrancar, marcando diferencias entre los sonidos de cada instrumento que estaba
en la banda, mantener los tiempos, etc.
Esta actividad nos permitió en primer lugar echar a volar
nuestra imaginación, compartir ideas con el resto del grupo, simulando además
lo que será nuestra vida profesional en la cual nos enfrentaremos a trabajar en equipo hasta llegar al mejor
acuerdo, debiendo aportar con ideas y aceptar la de los demás, por supuesto
velando en todo momento por el bienestar del paciente. También nos permitió
desarrollar nuestro nivel de improvisación al tener que presentar esta creación
frente a un público (el curso) y tener una idea de los diferentes tipos de
creación que podemos realizar, demostrándonos que sin conocimiento alguno de
música pudimos cada uno de los grupos realizar una melodía agradable de
escuchar.
Este día nos dio la oportunidad de descubrir la música como método terapéutico, utilizada en la actualidad con bases científicas para
obtener cambios físicos, de conducta y emocionales, tanto en niños como en
adultos y personas de la tercera edad para mejorar síntomas y secuelas de
algunos padecimientos y para mejorar la calidad de vida de todos y cada uno de
nuestros pacientes.
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