Para esta clase se nos había informado que debíamos ir con
ropa cómoda y apta para ensuciar. Al saber esto, la primera idea que se vino a
mi cabeza fue de lo que tanto hablaban los de Segundo; sacarse los zapatos,
tirarse al suelo y sólo disfrutar.
Al comenzar la clase ya partió cumpliendo en parte mis
expectativas, zapatos fuera y a obedecer las órdenes de la profesora que nos
pidió disponernos en tres filas, ahí nos daba instrucciones como por ejemplo
golpear los hombros de nuestros compañeros que se encontraban delante nuestro
en la fila, siguiendo un ritmo, más lento, más rápido, etc. Luego hacer
masajes, caricias en la cabeza y todo buscando el mayor nivel de sensibilidad y
relajación. Posteriormente la profesora continuó con algunas instrucciones,
debíamos buscar una pareja y seguir los movimientos que ella dirigía con un par
de zapatos que tenía en sus manos. Nos hacía alejarnos y acercarnos, girar
alrededor, todo con respecto a nuestra pareja, bajar hasta el suelo, incluso
llegar al punto de quedar acostados en el suelo, ahí mismo hacer movimientos
con los pies, etc.
Luego de esto hicimos un gran círculo y debíamos caminar en
silencio, lo cual no fue para nada fácil… si hay algo que nos caracteriza como
curso es el ruido y la conversación grupal pero intentamos cumplir con lo
solicitado. La idea era movernos por todo el espacio dentro de la sala,
llegando incluso a las esquinas y volver al centro, intentando sentir con la
mayor intensidad posible cada paso, cada respiro que dábamos y cada centímetro
de nuestro cuerpo dominarlo con movimientos suaves y delicados, todo acompañado
de una música tranquila como complemento de esta actividad. A lo anterior luego
se le agregó comenzar a saludar con la mirada, la idea era expresar un
sentimiento que sería en este caso el agrado de saludar a la otra persona pero
sin la necesidad de utilizar las palabras. Fue una actividad muy agradable
porque siempre es bueno recibir una mirada grata, una sonrisa y esta vez esta
sensación fue multiplicada por cada uno de los saludos y miradas que cruzamos.
Posterior a esto a la mirada y sonrisa se fueron agregando
otras expresiones; saludo con una mano, con la otra, con ambas, etc. Para la
siguiente actividad la idea era caminar de espaldas y encontrarnos con otra
espalda para desarrollar lo que se venía. Estando con las espaldas juntas la
profesora comenzó a narrar una pequeña historia donde iba nombrando diferentes
emociones y gestos; saludo, alegría, rabia, etc.
Esta clase nos permitió descubrir la importancia del silencio
para llevar a cabo las diferentes actividades, el poder del lenguaje no verbal
y la capacidad que tienen nuestros cuerpos que por medio de miradas, gestos,
movimiento es posible expresar una emoción, un estado de ánimo y esa es nuestra
tarea como Terapeutas ocupacionales, ver más aya de lo que la persona expresa
con palabras y esa es la capacidad que
debemos desarrollar a lo largo de esta hermosa carrera.
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